La premisa conceptual de este artículo es una idea que subyace en un libro sobre un tema completamente diferente: La invención de América. En el siglo XVI, después de descubrir América, los españoles enviados a las nuevas colonias Carabezas llenas de juristas. Esto se debe a que tuvieron que definir nuevas palabras y nuevos conceptos legales para dar sentido a todo un continente. De hecho, fue la primera vez que los europeos descubrieron lo que se llamaba literalmente «Un mundo nuevo«, Y entendieron que las nuevas categorías tenían que inventar para entenderlo y asimilarlo.
Aquí, la idea detrás de este artículo es precisamente esto: necesitamos nuevas categorías para Comprender la inteligencia artificial y poder asimilarla en nuestra sociedad. De lo contrario, aplicamos conceptos incorrectos, nacidos y utilizados para cualquier otra cosa. Afortunadamente, alguien ya lo había pensado, hace algún tiempo. Aquí está su historia y su pensamiento.
El trabajo fundamental de un genio solitario
En 1963, mientras el mundo estaba a punto de correr hacia el espacio y la Guerra Fría, un filósofo alemán llamado Gotthard Günther (nacido en 1900 y desapareció en 1984) publicaron algunos ensayos que hoy juegan extraordinariamente proféticos. Sus escritos sobre cibernética Contenían una intuición revolucionaria: para comprender sistemas tecnológicos complejos, se necesitaban nuevas categorías conceptuales. La filosofía occidental, desde Descartes hasta Husserl, siempre había dividido el mundo en dos esferas: el objetivo uno de realidad externa e el subjetivo de conciencia. Pero Günther afirmó que algo completamente diferente estaba surgiendo: una tercera esfera Eso no podría reducirse a uno u otro.
Esta tercera esfera fue la dimensión conceptual de las máquinas que procesan información, sistemas que producen comportamiento y decisiones sin conciencia pero sin siquiera ser objetos pasivos. Günther había entendido que Cybernetics estaba creando entidades híbridas, difíciles de clasificar con las categorías tradicionales. En resumen, el filósofo alemán había entendido que para describirlos, se necesitaba una nueva lógica, Politonceptual y multipropósitocapaz de superar la dialéctica binaria que había dominado el pensamiento occidental. Fue una visión audaz, tal vez demasiado temprano para ser completamente entendido.
El filósofo alemán no podía imaginar los grandes modelos lingüísticos actuales, pero su intuición los describe con precisión quirúrgica. El modelo de lenguaje grande encarna perfectamente la tercera esfera Que Günther había teorizado: no son objetos puros porque generan textos, toman decisiones, muestran comportamientos emergentes. Al mismo tiempo, no son sujetos conscientes porque carecen de intencionalidad, experiencia fenomenal, autoconciencia. Aún así, producen fenómenos que se parecen mucho a la creatividad, el razonamiento, incluso la intuición. Son diferentes, una tercera esferaprecisamente.
Esta ambigüedad ontológica es precisamente lo que hace que el debate contemporáneo sobre la inteligencia artificial sea compleja. El lenguaje tradicional cruje cuando intentamos definir cuáles son estos sistemas. Hablar sobre «Ai que piensa» es antropomórfico Algo que no es conciencia. Llámalos «Herramientas simples» Es reductivo con respecto a sus habilidades emergentes. Günther había previsto este problema hace sesenta años: las categorías filosóficas heredadas del pasado ya no son suficientes, escribió. Tenemos que crear nuevos y diferentes.

La revolución conceptual necesaria
El genio del enfoque de Günther radica en tener intuición que sirvió una revolución conceptual, no solo tecnológica. Los sistemas cibernéticos requerían nuevas herramientas teóricas para ser entendidas. No pudieron ser forzados a las viejas categorías de objetos y sujetos. En cambio, se necesitaba una teoría del tercer dominio operativo: entidades que tienen agencia técnica pero no agencia moral. Sistemas capaces de generar salidas complejas pero incapaces de «querer» esas salidas.
Esta distinción es esencial para comprender los modelos lingüísticos contemporáneos. Estos sistemas operan en un espacio intermedio entre el determinismo mecánico y la libertad consciente. Procese información de manera que produzca resultados originales y a menudo sorprendentes. Sin embargo, lo hacen sin intención, sin propósito, sin esa dimensión fenomenal de la experiencia que caracteriza a los sujetos conscientes. Son entidades operativas, relacionales y distribuidas que generan significado sin ser sensibles.
La contribución de Günther es particularmente preciosa porque Evite las trampas conceptuales en las que a menudo cae el debate de hoy. Por un lado, hay quienes antropomorfan la IA al atribuirles características humanas que no tienen. Por otro lado, aquellos que lo reducen al mero cálculo, ignorando las propiedades emergentes que lo distinguen de una calculadora. Ambos enfoques son engañosos porque aplican categorías inadecuadas. La tercera esfera de Günther ofrece una ruta alternativa: reconocer que hay formas de operación que no caen dentro de las clasificaciones tradicionales.
Esta perspectiva tiene enormes implicaciones prácticas sobre cómo creemos la integración de la IA en la sociedad. Si aceptamos que los modelos lingüísticos operan en una tercera esfera, Debemos desarrollar un nuevo marco ético y regulatorio. No podemos tratarlos ni como personas (con derechos y responsabilidades) ni como objetos inerte (sin capacidad para influir en el mundo). Necesidad Nuevas categorías legales y morales Para entidades que tienen impacto social pero no intencionalidad.
El futuro de la filosofía de la mente
El legado de Günther sugiere que La filosofía de la mente (la segunda esfera) debe evolucionar para mantenerse al día con la innovación tecnológica. Las preguntas tradicionales sobre la conciencia, la intencionalidad y la subjetividad siguen siendo importantes pero insuficientes. Se necesitan nuevas preguntas sobre operaciones, emergencia, agencia distribuida. ¿Cómo se configura la acción sin intención? ¿Cómo se genera significado sin experiencia? ¿Cómo se produce creatividad sin conciencia?
Estas no son especulaciones abstractas, sino problemas urgentes para una sociedad que vive cada vez más intensamente con los sistemas de inteligencia artificial. Los modelos lingüísticos ya están transformando la educación, el trabajo, la comunicación. No hay razón para no creer que su influencia crecerá exponencialmente en los próximos años.. Comprenderlos requiere herramientas conceptuales hasta su naturaleza híbrida. Los patrones binarios del pasado ya no son suficientes.
La propuesta de Günther para una lógica de la policoncepción nunca ha sido tan actual. En un mundo poblado por entidades que generan textos, traducir idiomas, escribir código y resolver problemas sin ser consciente, Necesitamos categorías más sombreadas y flexibles. La tercera esfera imaginada por el filósofo alemán se materializó en los centros de datos de hoy. Depende de nosotros desarrollar un lenguaje para entenderlo.
Para esto, volver a la premisa de este artículo, redescubrir a Günther significa dar nuevos nombres a cosas nuevas y, gracias a esta operación, recuperar una visión más sofisticada de la inteligencia artificial. No piensen o las herramientas pasivas, sino los sistemas operativos que habitan un nuevo espacio conceptual. Un área intermedia donde la información se convierte en el comportamientodonde los patrones se convierten en rendimiento, donde el procesamiento genera emergencia. Ahí es donde tenemos que buscar para comprender nuestro futuro tecnológico.
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