Muchos se habrán preguntado en qué resolución realmente merece la pena invertir a la hora de comprar un televisor nuevo: ¿vale la pena centrarse en un modelo Ultra HD o esperar a la llegada de los televisores 8K? Y de nuevo: la carrera por la resolución ya no es sólo una estrategia de marketing.
Un nuevo estudio deUniversidad de Cambridge y de Laboratorios de meta realidadpublicado en Comunicaciones de la naturalezanos da una pista y lo hace basándose en bases científicas: en muchos casos un buen 1440p o 4K es más que suficiente si el objetivo es simplemente ver mejor la televisión.
El grupo liderado por Maliha Ashraf Y Rafael Mantiuk para llegar a estas conclusiones analizado experimentalmente el límite de la percepción visual humana, calculando el número de píxeles por grado (PPD) que realmente podemos distinguir. El resultado es claro: nuestro ojo distingue hasta 94 PPD para imágenes en blanco y negro, 89 PPD para rojo y verde y aproximadamente 53 PPD para amarillo y violeta.
Según estos valores, en una sala de estar típica, donde se ve un televisor de 44 pulgadas desde unos 2,5 metros, No hay diferencia perceptible entre un panel de 1440p, 4K u 8K.
La distancia y el tamaño importan más que la resolución
Por supuesto, no todo el mundo ve televisión en las condiciones “normales” de Cambridge. Hoy en día en muchos hogares hay pantallas de 55 o 60 pulgadas, y muchas veces la distancia efectiva desde el sofá no supera los tres metros. En situaciones de este tipo, aumentar la resolución aún puede producir un efecto perceptibleespecialmente con contenidos nativos de alta calidad, como películas HDR o videojuegos de última generación.
Sin embargo, queda la advertencia de hacer bien los cálculos: en la gran mayoría de los casos, hemos llegado al final de las ventajas reales. El detalle está ahí, pero nuestro ojo no podrá captarlo.

El equipo también creó un calculadora en línea mucho más sofisticados que los que estamos acostumbrados, lo que nos permite verificar, en función del tamaño, la distancia y el ángulo de visión, hasta qué punto nuestro ojo puede «explotar» realmente cada píxel de la pantalla.
Más allá de los píxeles: lo que realmente importa para la calidad de la imagen
Esto no significa que la evolución tecnológica deba detenerse, sino más bien que debe pasar a un nuevo nivel. Contar cuántos píxeles tiene la pantalla debe dar paso a la pregunta de qué hacen esos píxeles.
Contraste, negros profundos, rendimiento HDR, brillo y calidad del panel marcan una gran diferencia: una OLED 4K Bien calibrado puede ofrecer una experiencia visual significativamente superior a la de un 8K asequible con mala retroiluminación.
Por esta razón, si la resolución crece más rápido que nuestra capacidad de percibirla, quizás la innovación debería centrarse en algo más: colores, contraste y brillo. Ahí es donde hoy se juega el verdadero juego de la calidad visual, no en la carrera por los números.